Desde aquel
16 de mayo de la anterior entrada, han pasado cinco meses, y aunque en teoría
tendría que estar corriendo con normalidad, no es así. El 11 de Junio volví a Barcelona con un nuevo TAC, en él las imágenes mostraban que casi estaba soldado el hueso
intervenido. A partir de aquí comencé seis semanas de rehabilitación en
Zaragoza, en las que mejoré notablemente la movilidad de la articulación, la
mayoría de días en doble sesión de fisioterapia y bicicleta estática por la
mañana y por la tarde sesión de actividad en agua, fortalecimiento,
tonificación y algún día de elíptica.
Tras estas
semanas, el 30 de Julio volvía a una
nueva revisión, en la que daba
muestras de esa mejor movilidad articular, pero la sintomatología de la
articulación no era la adecuada para el impacto de la carrera continua, ya que
aún notaba ligeras molestias y aún me quedaban grados de movilidad por ganar.
Llegaba Agosto, el mes viajero por excelencia,
y como el año pasado teníamos planificadas las vacaciones con los amigos desde
hacía meses. Correr no podría, pero ya podía hacer vida con total normalidad,
así que paré durante las tres semanas del viaje la rehabilitación y me dediqué
a disfrutar del caminar. Caminar por otros lugares del Mundo, tierras
desconocidas, diferencias culturales abismales, modos de vivir muy dispares,
desde la selva al desierto, de la montaña a la playa, de la ciudad al campo. Tailandia, Malasia, Singapur y Dubai (EAU) tuvieron la culpa.
No cabe
duda que este viaje me ha ralentizado mi puesta a punto deportiva, pero como
leeréis en la foto “viajar es la única cosa que compras, que te hace más rico”. No
se si la única, pero lo seguro es que me ha aportado muchísimas otras cosas que
igualmente valoro, ahora más que nunca.
Las tardes se
empezaban a acortar, se acababa el verano, llegaba el momento de calzarse las
zapatillas después de muchos meses. Una rutina saliendo a correr, gusta más. En
Septiembre empezamos a probar en
césped artificial, corriendo 3 kilómetros en dos tandas, incrementando con
el paso de los días hasta 6
kilómetros en dos tandas a mediados de mes, para
posteriormente hacer entre 6 y 7 kilómetros en una sesión. Lógicamente sin
ritmo, únicamente el ritmo que marcara del tobillo. Unos ritmos en los que
podía quedar con los amigos de toda la vida a correr, se hacía extraño, pero me
gustaba. Si vuelvo a mis ritmos, cuando lo haga, seguiré guardando alguna
sesión para ellos.
A finales
de mes, introduje el trabajo en elíptica más a fondo, para seguir tocando
niveles aeróbicos, ya que el pie pedía descanso. Durante todo el mes comenzamos
de nuevo con los ejercicios de rehabilitación y fortalecimiento de la
articulación, incluso nos pusimos manos a la obra con los estiramientos, algo
inaudito.
La primera
semana de Octubre, fue una pausa en
los avances y volvieron de nuevo ligeras molestias que me impedían desplazar
cómodamente en cada apoyo. El día 9 de Octubre fue el último que salí a correr,
apenas 6,5 kilómetros .
De momento, únicamente trabajo en elíptica, estos días en torno a 40 minutos a
150 de ritmo cardíaco medio, conforme pasen los días aumentaremos los minutos,
si el pie aguanta.
Para variar
de la monotonía de la elíptica, he introducido un deporte que tenía olvidado
desde hace años, la bicicleta de montaña. Este pasado lunes, ruta de 38km por el
Somontano, buen divertido inicio. Por el momento, un par de días a la semana, ya que más
días, hipertrofiaría demasiado los cuadriceps. Así que si algun@ os animáis, ya
sabéis de un BTTero más. En Noviembre,
si es posible, intentaremos cambiar de nuevo las dos ruedas por las dos piernas,
todo se andará.